Cómo transformamos el caos administrativo en claridad financiera
Nuestro proceso no es magia. Es método. Años trabajando con empresas nos enseñaron que automatizar gastos sin entender el contexto termina siendo un problema más grande que la solución.
Empezamos donde otros terminan: entendiendo tu realidad
Antes de tocar un solo sistema, nos sentamos con tu equipo. Y hablo en serio — nos tomamos un café (o un mate, estamos en La Plata) y preguntamos cosas que parecen obvias pero no lo son.
¿Quién aprueba qué? ¿Dónde se atascan los comprobantes? ¿Por qué ese proveedor siempre genera problemas? En marzo de 2025 trabajamos con una empresa de logística que tenía 400 facturas pendientes. El problema no era tecnológico. Era que tres personas diferentes creían tener autoridad sobre las mismas aprobaciones.
- Mapeamos cada paso del flujo actual sin juzgar lo que funciona o no
- Identificamos cuellos de botella que la gente ya naturalizó
- Construimos un modelo que respeta cómo trabaja tu equipo hoy
- Diseñamos la transición sin paralizar las operaciones diarias
Tres fases que evitan el caos de una migración mal hecha
Aprendimos por las malas que intentar cambiar todo de golpe genera más resistencia que resultados. Por eso dividimos el trabajo en etapas que generan valor desde la primera semana.
Diagnóstico operativo
Dos semanas analizando tu estructura real. Entrevistas con quienes procesan gastos todos los días, revisión de informes que nadie lee y documentación de problemas que se repiten mes a mes. Terminamos con un mapa claro de dónde estás parado.
Implementación gradual
Arrancamos con un área piloto — típicamente la que más dolores de cabeza genera. Configuramos el sistema, capacitamos al equipo clave y ajustamos según lo que vemos en la práctica. Nada de lanzamientos masivos sin red de contención.
Expansión controlada
Una vez que el piloto funciona y el equipo confía en el proceso, escalamos al resto de la organización. Con ajustes basados en lo aprendido, capacitación adaptada a cada área y soporte constante durante los primeros meses críticos.
Lo que cambia cuando el proceso funciona de verdad
No prometemos milagros ni porcentajes irreales. Lo que sí podemos decir es que las empresas con las que trabajamos reportan cambios tangibles en su día a día. Menos tiempo perdido en tareas administrativas, más claridad sobre dónde va la plata y equipos que pueden enfocarse en lo que realmente importa.
Visibilidad real
Sabés en qué se gasta, quién lo aprueba y cuándo sucede. Sin esperar al cierre de mes para enterarte de sorpresas.
Menos fricción interna
Los procesos claros eliminan discusiones sobre quién debía hacer qué. El sistema lo tiene registrado.
Decisiones más rápidas
Con datos actualizados y confiables, las decisiones financieras dejan de postergarse por falta de información.
Cumplimiento sin esfuerzo
Las auditorías y controles se vuelven rutina en lugar de pesadilla anual que paraliza la oficina.
